TENER un JAdín de iDeaS
- Ilargi Zabalza
- 7 ago
- 4 Min. de lectura
Hace un tiempo vi un video en YouTube que hablaba del concepto de "digital gardening" o jardinería digital, una metáfora para referirse a un método de tomar notas, organizar pensamientos y cultivar ideas como si se tratara de un jardín.
una Jardín de ideas vivas
La propuesta era simple y poderosa: en lugar de acumular ideas o apuntes sueltos que olvidamos con el tiempo, podemos crear una especie de libreta digital que funcione como un huerto de pensamientos. Un espacio donde plantar reflexiones, curiosidades, aprendizajes personales, y permitir que con el tiempo crezcan, se ramifiquen y se conecten entre sí.
La metáfora es la siguiente: cuando algo llama nuestra atención (una escena de una película, una idea en un libro, una conversación casual… ), lo anotamos como si fuera una semilla. Más adelante, podemos volver a esas notas, ampliarlas, conectarlas o simplemente regarlas, dejando que florezcan ideas más profundas o creativas. Como quien cuida un jardín.
un ejemplo práctico reciente
La semana pasada vi "María Antonieta" de Sofia Coppola. Después de verla, tomé algunas notas rápidas sobre lo que me llamó la atención:

La inocencia del personaje
Lo absurdo de los protocolos de la corte
El rol pasivo y decorativo de la reina
La importancia obsesiva de tener descendencia (y si es varón, mejor)
La desconexión con la realidad social de la época
El foco en la experiencia personal, más que en el contexto político
La belleza, el lujo, la imagen visual poderosa, incluso sin mucho diálogo
Cuando me puse a revisar estas notas las conecté con otras que ya tenía sobre "Las vírgenes suicidas", también de
Coppola. Me di cuenta de ciertos paralelismos: protagonistas femeninas encerradas en una burbuja, ajenas al mundo exterior, destinadas a roles que no eligieron, atrapadas por expectativas sociales. La imagen de mujeres jóvenes que terminan siendo víctimas de un destino escrito por otros.
Ese ejercicio de conexión me llevó también a reflexionar sobre temas más amplios, como el matrimonio como institución funcional, la forma en que se representa el deber femenino, y cómo todo esto puede leerse desde una mirada crítica contemporánea.
Y ahí surgieron conceptos, posibles ideas visuales o bocetos. Algo que empezó como una nota suelta se transformó en una raíz para otros pensamientos. No como un producto final, sino como parte de un proceso creativo orgánico.
cultivar tu propio jardín
Lo que diferencia al digital gardening de un blog tradicional es que no se trata de escribir para otros, ni de publicar ideas acabadas en orden cronológico. Se trata de construir un sistema de ideas vivas, donde lo que importa no es la perfección, sino el crecimiento.
En vez de tener notas dispersas, aprendes a pensar en red, conectando temas, volviendo sobre ellos, ampliándolos, y dejando que poco a poco maduren. Las ideas no se pierden, sino que van cogiendo forma con el tiempo.
beneficios para las mentes creativas

Como ilustradora y socióloga, creo que implementar este hábito puede ser enormemente enriquecedor. Anotar, revisar y volver a alimentar esas notas tiene el potencial de:
Refinar ideas, en vez de dejarlas morir como pensamientos fugaces.
Favorecer un aprendizaje más profundo, al escribir para entender, no solo para recordar.
Estimular la creatividad, porque conectar ideas es una forma de jugar con el pensamiento.
Permitir un proceso de autoconocimiento: entiendes cómo piensas, qué te interesa y cómo evolucionas.
Ser un ejercicio casi terapéutico, más flexible y orgánico que un diario tradicional.
Fomentar una relación sana con la productividad: no todo tiene que ser útil ni inmediato. Algunas ideas florecen semanas, meses o incluso años después.
Y sobre todo, conserva tu conocimiento personal, evitando que se pierda en la niebla de la inmediatez.
En suma, me parece una forma eficaz de aterrizar ideas y despejar el barullo mental que provoca la sobrecarga de información.
jardín digital o analógico

La idea de digital gardening implica, naturalmente, que este “jardín” tenga un formato digital. Si bien plataformas como Obsidian ofrecen herramientas muy potentes para visualizar y conectar ideas, abordar en profundidad su uso —y el método de organización de notas en general— alargaría demasiado este texto. Por ahora, me limitaré únicamente a explorar ese primer paso del proceso: la recolección inicial de notas, en su forma más superficial.
Como yo misma estoy incorporando poco a poco este hábito de “jardinería” creativa en mi rutina diaria, comencé la
búsqueda de un espacio que me motivara un poco más a ello. Terminé diseñando mi propio espacio creativo inspirado en las agendas de la marca Louise Carmen, porque su estética me animaba a tenerla continuamente conmigo. Y porque su estructura modular me permitía tener espacios temáticos separados en pequeños cuadernos. Así que compré piel sintética, una tela que usé de forro, ojales, gomas y algún abalorio y la armé. Además de ahorrarme una gran cantidad de dinero, compré los materiales en tiendas locales y me divertí bastante haciéndola.
Probé antes varias formas de hacer esta primera recolección: en plataformas digitales, en las notas del móvil, incluso en un chat conmigo misma. Pero siempre termino volviendo al papel, que además me permite hacer bocetos rápidos. Por ahora, es lo que mejor me funciona. Los pasos siguientes —cómo procesar, organizar o conectar esas notas— dependen del método que a cada quien le resulte más práctico.
volver a pensar
En un mundo de inmediatez, ruido constante y scrolls infinitos, creo que este pequeño hábito nos devuelve algo valioso: tiempo para pensar, espacio para conectar con una misma, y la posibilidad de construir un pensamiento algo más profundo, menos efímero.
Tal vez esas ideas que cultivamos crezcan, florezcan, se enreden entre sí y, con el tiempo, nos lleven a crear algo valioso. Pero mientras tanto, ese jardín —sea digital o analógico— será nuestro pequeño refugio personal.


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